Contaré una experiencia negativa que tuvimos con esta mayorista en julio del 2005: Contratamos una excursión a Cartago, Sidi Bou Said y Túnez capital. Después de pagar 60 euros por persona, tuvimos que tragar un montón de horas de autobús, parándonos muy poco tiempo en cada destino. El museo del Bardo está bien (aunque ya sabréis que es casi todo mosaicos). En Cartago, sólo vimos unos minutos las termas de Antonino. Paramos a comer en un restaurante de carretera donde degusté una de las peores comidas de mi vida: tajine (especie de tortilla de patata con pollo)- que no estaba mal, pero que teníamos a diario en el buffet del hotel-, una ración mísera de pollo mal guisado con un arroz que no sabía a nada, y una porción de tarta industrial intragable.
Con la esperanza de que el resto del viaje fuera un poco menos timo que aquello, nos llevaron a Sidi Bou Said -según el guía, uno de los pueblos más hermosos, con sus casitas pintadas de blanco y azul-. He de decir que el pueblo no estaba mal, y sin duda les parecería pintoresco a los guiris que llenaban sus calles. Pero, sinceramente, para alguien que haya visto unos cuantos pueblecitos del sur de España, Sidi Bou Said podría ser uno más. Allí paseamos bajo un sol sofocante, nos metimos en un café que nos recomendó el guía -tipo bar de Manolo en España, y sin aire acondicionado-, y nos clavaron unos 5 euros por tomarnos un té y comprar una botella de agua (hay que tener en cuenta lo que esta cantidad significa para su economía).
Ya sólo quedaba ir hasta Túnez, donde el guía, sin explicar nada esencial de la ciudad, literalmente nos soltó una hora para que viésemos el zoco, y desapareció. De nuevo en el autobús, hicimos frente a la tira de kilómetros que, esta vez, con el desconsuelo pintado en nuestras caras, se nos haría interminable.